El terreno y el programa de necesidades sobre los que se proyectó este residencial establecieron unos parámetros muy bien definidos, que requirieron de una respuesta de excelencia y afinamiento en todos los detalles.

A diferencia de lo habitual, se tomó la decisión de modular este conjunto en 2 residenciales, uno con 3 torres y otro con 6, los cuales, gracias a sus fachadas ordenadas y atemporales, le dan un sentido de unidad y fluidez en su imagen urbana, sin dejar de marcar la personalidad única de cada módulo.

En cuanto a las distribuciones y sensaciones espaciales que brinda cada departamento a los residentes, este proyecto fue mucho más ambicioso y estricto que los anteriores, explotando a su máximo potencial cada espacio y reduciendo las áreas de pasillo al mínimo indispensable.